Supermercado e hipermercado, formatos ganadores

infoRETAIL.- El hipermercado y el supermercados son los dos formatos comerciales que mejor se están adaptando al contexto actual de crisis, tras los efectos de la pandemia y en la coyuntura inflacionista de los últimos meses. Así lo revela el estudio ‘Sociedad y decisión alimentaria en España’, que han presentado el Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad y Fundación Mapfre.

En concreto, durante 2022 la compra en los supermercados ha crecido de forma considerable respecto a los años 2015 y 2017 en el caso de los productos frescos, mientras que los hipermercados han concentrado el gasto en los alimentos no perecederos a lo largo de ese periodo.

Todo ello en detrimento de otros canales, como el mercado tradicional y las tiendas de barrio, que han sufrido sendas caídas tanto en productos frescos como en no perecederos en 2022.

Asimismo, de acuerdo con los resultados del año 2022, ha aumentado de forma considerable el porcentaje de población que modifica sus hábitos de compra, así como el lugar en donde la realiza en función del momento del mes (principios vs. final de mes).

En lo relativo a la frecuencia de compra de alimentos, se observa una tendencia de disminución del porcentaje de población que hace la compra de productos frescos varias veces por semana (69,4% en 2015, 75,3% en 2017 y 62,9% en 2022) frente a un aumento del porcentaje de población que compra alimentos no perecederos varias veces por semana (26,3% en 2015, 30,5% en 2017 y 36,7% en 2022).

En lo que respecta a los factores que influyen a la hora de elegir el lugar de compra de los alimentos frescos y no perecederos, en 2022 cabe señalar el aumento del impacto del precio, la variedad y la disponibilidad de alimentos, frente a los resultados obtenidos en los años 2015 y 2017.

Asimismo, en el momento de hacer la compra, la mayoría de los encuestados se fija principalmente en la fecha de caducidad del producto, seguido del precio y de si es saludable, es decir, sin elevado contenido en azúcares, grasas saturadas y ultraprocesados, entre otros factores.

También llama la atención determinados factores que, aun sin ser los prioritarios, sí se tienen en cuenta cada vez más por parte de los consumidores: marca comercial, que el producto tenga “valor añadido”, es decir, con vitaminas y calcio, entre otros, y que no tenga alérgenos.

Menos ingresos, peor alimentación
Por otro lado, el estudio concluye que la pandemia no ha afectado económicamente de la misma forma a los españoles. Según la encuesta, la mitad (51,7%) reconoce que “no ha variado” su situación económica tras la pandemia, un dato que contrasta con el 35,5%, que asegura que “sí ha empeorado”, y con el 12,9% que afirma que “ha mejorado”.

La investigación destaca, además, que cuanto menor es el nivel de ingresos, la dieta es de peor calidad, la frecuencia con la que se adquieren productos de menor precio es mayor y disminuye el consumo de alimentos frescos (frutas, verduras y hortalizas), así como carne y pescado.

Finalmente, también llama la atención el hecho de que el porcentaje de personas que han disminuido el consumo de alimentos frescos (53.9%) es notablemente mayor en los hogares con mayor número de miembros, que son en los que por lo general conviven menores y ancianos, los grupos más vulnerables desde el punto de vista nutricional.