infoRETAIL.- Bernardo Caprotti, cofundador y propietario de la empresa de distribución italiana Esselunga –la cuarta mayor del país–, falleció el pasado 30 de septiembre a los 90 años, dejando en testamento sus preferencias de cara a futuras operaciones con operadores extranjeros.

Varios medios italianos han publicado las últimas voluntades del empresario transalpino en las que destaca su apuesta por vender la cadena a Ahold en detrimento de otras compañías internacionales como Mercadona.

“En caso de que el contexto sombrío en Italia mejore, sería necesario encontrar un socio internacional. Ahold sería ideal. Mercadona no”, escribió Caprotti, de acuerdo con las copias del testamento publicadas en varios diarios italianos.

Bernardo Caprotti fundó Esselunga en 1957 junto a sus hermanos Guido y Claudio, quienes también contaron con la colaboración del empresario Nelson Rockefeller. El año pasado la facturación de la cadena alcanzó los 7.300 millones de euros y su plantilla asciende a unos 22.000 empleados. 

Tras su fallecimiento, el 70% de la compañía ha quedado en manos de su segunda esposa y de su hija, mientras que los dos hijos de su primer matrimonio han asumido un 15% cada uno.

Según informa la agencia Reuters citando fuentes de la familia, Caprotti había iniciado en los últimos meses negociaciones con fondos de capital privado para vender su grupo por hasta 6.000 millones de euros. Sin embargo, los nuevos propietarios de la compañía han decidido paralizar la operación.

En el testamento, Caprotti lamentaba que la gestión de la compañía como un distribuidor doméstico se había convertido en una carga para la familia, al tiempo que advertía de que Esselunga corría peligro. Igualmente, avisó de la amenaza que supondría una compra por parte de la cooperativa italiana Coop, a quien el empresario había acusado varias veces de bloquear la expansión de Esselunga en connivencia con determinados políticos.