José Antonio Latre, de EY-Parthenon

infoRETAIL.- “El gran problema de la cadena de valor agroalimentaria es que no genera suficiente valor añadido bruto para remunerar a sus agentes y, por lo tanto, no tiene márgenes para soportar subidas de costes, teniendo que trasladarlas a los precios finales porque, si no, las empresas desaparecen”.

Así ha definido el socio-responsable del sector Retail y Consumo en Estrategia de EY-Parthenon, José Antonio Latre (en la imagen), durante la celebración en el Congreso de los Diputados de una jornada sobre el Sistema Alimentario Español, a solicitud del Grupo Parlamentario Popular. 

Durante su comparecencia, el experto ha expuesto con datos el pasado reciente y el presente de la cadena de valor agroalimentaria, así como las propuestas de la consultora para mejorar su competitividad. 

“No está habiendo subidas de márgenes empresariales. Lo que están haciendo los agentes es un traspaso de precios para protegerse”

Tras recordar que la inflación no se generó por la guerra en Ucrania, sino que viene del verano de 2021, el socio-responsable de EY-Parthenon ha destacado que los productos más básicos, los de menor valor añadido, son los que están registrando mayores encarecimientos

“El problema fundamental de la cadena de valor es la generación de valor añadido bruto”, reitera el experto, que asegura que lo que ha sucedido en los últimos meses con el IPC alimentario es una inflación de costes y no de márgenes empresariales: “Lo que están haciendo los agentes es un traspaso de precios para proteger sus márgenes porque si no se vienen abajo y todos sabemos lo difícil que es recuperar márgenes. No pueden hacer otra cosa”, matiza.

“No está habiendo subidas de márgenes empresariales. Sí hay subidas de precios en las cadenas, pero en línea con la subida del IPC”, apostilla Latre.

Complejidad del sector
El socio-responsable del sector Retail y Consumo en Estrategia de EY-Parthenon también ha puesto especial énfasis en la especial peculiaridad del sector: “Es tremendamente complejo y es muy difícil dar soluciones sencillas a problemas complejos”.

En su opinión, hay tantas cadenas de valor agroalimentarias como productos. Se trata de un sector absolutamente fragmentado, con más de 400 empresas de distribución moderna, 30.500 fabricantes, centenares de miles de explotaciones agrícolas, ganaderas y pesqueras…

“Es una cadena con muchos eslabones y cada eslabón traslada al siguiente sus márgenes y costes y porque la propia fragmentación impide la competitividad en cada eslabón”, explica el experto, quien añade la “cantidad de impuestos” que tiene que soportar la cadena, lo que genera un “efecto de bola de nieve de márgenes sobre impuestos”. En este sentido, Latre aboga por una reducción de presión impositiva para simplificar la cadena.

Igualmente, el ponente ha querido desmentir con datos la supuestas notables ganancias de los actores de la cadena: En el caso de los fabricantes, tienen unos márgenes más que razonables, de en torno al 8%, para invertir en capital creando fábricas, etc., mientras que la distribución minorista, en los últimos 11 años, cuentan con un beneficio neto sobre ventas del 1,5%, es decir, por cada euro que vende gana 1,5 céntimos. 

Mejora de la competitividad
Finalmente, José Antonio Latre se ha referido a la competitividad del sector y para ello se ha basado en su ganancia de cuota de mercado en el exterior durante los últimos 11 años. 

“La cadena de valor agroalimentaria es tremendamente competitiva, con un incremento del saldo comercial del 10,9%, hasta los 24.000 millones de euros. Y eso teniendo en cuenta que uno de los principales problemas de España es el déficit comercial. En este caso, es un sector que, además de crear empleo, aporta un saldo comercial positivo”.

No obstante, el experto ha mencionado cuatro palancas para poder aumentar esa competitividad. La primera de ellas es valorizar la cadena, es decir, generar valor añadido. Para ello, es necesario empezar por el consumidor final, que se muestra dispuesto a pagar más por productos y servicios de más calidad. “Creando valor, todos los agentes viven mejor y no se tienen que pelear”, explica Latre.

La segunda palanca consiste en la consolidación de operadores en la cadena y generar estructuras empresariales que mejoren sus eficiencias. “Hay una relación directa entre competitividad y tamaño”, remarca. A ello se suma la desintermediación de la cadena, acercando el campo a la mesa. Y, por último, apuesta por que cada eslabón sea eficiente per sé, aprovechando las ventajas de la digitalización: agricultura y ganadería de precisión, biotecnología, ingeniería genética, comercio electrónico, analítica de datos…