Lourdes Gullón y María Teresa Rodríguez

infoRETAIL.- Galletas Gullón ha anunciado sus datos económicos relativos al año 2018, así como la renovación de su cúpula directiva con los nombramientos de Lourdes Gullón Rodríguez (a la izquierda, en la imagen) como presidenta y Juan Miguel Martínez Gabaldón como consejero delegado.

En concreto, la compañía ha facturado 360 millones de euros en 2018, lo que supone un incremento del 5,5% respecto al año anterior (341 millones). Este crecimiento se debe, fundamentalmente, a la apuesta por la innovación para el desarrollo de nuevos productos con cualidades saludables, así como al aumento de las exportaciones, según indica la compañía.

En este sentido, la innovación de producto se consolida como una de las señas de identidad de la galletera. Gullón lidera desde hace años el segmento de galleta-salud, actualmente con el 35% de cuota de mercado gracias a las más de 30 referencias saludables que ofrece.

La expansión internacional es otra de las causas de la evolución positiva de la compañía. En este sentido, las ventas fuera de España ya suponen el 40% de la facturación total, que se ha visto reforzada con los buenos resultados obtenidos por las filiales de Portugal, Italia y Reino Unido.

Nuevos cargos
Por otro lado, el Consejo de Administración de Galletas Gullón ha aprobado hoy el nombramiento de Lourdes Gullón Rodríguez como presidenta de la compañía, relevando en el cargo a María Teresa Rodríguez Sainz-Rozas (a la derecha, en la imagen), quien ha decidido dejar el puesto después de 36 años al frente de la galletera.

Asimismo, se ha acordado el nombramiento de Juan Miguel Martínez Gabaldón como consejero delegado de la compañía tras más de 30 años al frente de su gestión, y se han iniciado los trámites para la incorporación de Enrique Sanz Fernández-Lomana y José Ramón Perán González como consejeros independientes.

Por otro lado, Salvador Ruiz Gallud se mantiene como vicepresidente del Consejo, mientras que Javier Urbón Vara, Félix, Hernán y Rubén Gullón Rodríguez, y Roger y Marina Martínez Canal dejan de formar parte del mismo, conservando todos ellos sus puestos en la compañía.

La compañía explica que, con la renovación del Consejo, se avanza en su profesionalización, gracias a la entrada de miembros independientes de reconocido prestigio, en línea con las normas de Buen Gobierno Corporativo. Asimismo, se pretende poner el foco en el crecimiento del proyecto empresarial desarrollado en Gullón durante las últimas décadas.

“Gullón es y ha sido mi vida, y estoy profundamente orgullosa del trabajo que hemos realizado a lo largo de estas décadas. Cuando asumí la Presidencia, Gullón era un pequeño negocio con escasas posibilidades de subsistencia, que con el paso del tiempo hemos convertido en el principal fabricante de galletas de nuestro país. Hoy doy el relevo a la siguiente generación convencida del gran futuro que le espera a esta compañía”, ha explicado María Teresa Rodríguez Sainz-Rozas, quien, además de ser la máxima accionista de la compañía, seguirá vinculada a Gullón como presidenta de honor vitalicia.

La transformación de Galletas Gullón durante su presidencia ha sido notable. A principios de la década de los años 80 Gullón facturaba seis millones de euros, contaba con 120 trabajadores y su ámbito de negocio se limitaba al mercado español. Actualmente ha alcanzado los 360 millones de facturación, da empleo de forma directa a 1.500 trabajadores y vende sus productos en más de 120 países.

Por su parte, Lourdes Gullón Rodríguez, quien desde 2008 formaba parte del Consejo de Administración y era su secretaria desde 2011, ha subrayado su deseo de que “Gullón continúe el proyecto empresarial de María Teresa apostando por la alimentación saludable, por el crecimiento sostenible de la compañía y por la creación de empleo en nuestras fábricas de Aguilar de Campoo”.

El relevo en la presidencia de Gullón aprobado hoy da paso a la cuarta generación familiar que dirige la compañía fundada por Manuel Gullón en 1892, consolidándose de este modo como la única empresa galletera centenaria que se mantiene en manos de la familia fundadora.