Bueyes rubios gallegos

infoRETAIL.- La Unión Europea (UE) ha publicado en su Diario Oficial el Reglamento por el que se inscribe la Indicación Geográfica Protegida Vaca Gallega-Buey Gallego en el Registro Comunitario de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas. 

Este reconocimiento, que llega tras cinco años de tramitación, tiene como principales objetivos la protección jurídica y la puesta en valor de la carne procedente de las vacas y de los bueyes producidos en Galicia, el impulso de su comercialización y el fomento del consumo de una carne sinónimo de calidad diferenciada tanto dentro como fuera de España.

El presidente del Consejo Regulador de las IGPs de Carne de Vacuno de Galicia, Jesús González, señala que la obtención del registro definitivo como IGP para Vaca Gallega-Buey Gallego “supone el máximo reconocimiento como sello de calidad, la protección y el fomento de la calidad de nuestra carne de vaca y de buey, la generación de valor añadido para las explotaciones gallegas de vacuno y también nuevas oportunidades de mercado”.

Jesús González: "El IGP supone un reconocimiento a la calidad y también la protección de nuestro producto, la generación de valor añadido y nuevas oportunidades de mercado"

La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego echó a andar con una protección nacional transitoria en julio de 2017, llevando a cabo el Consejo Regulador las primeras certificaciones de canales a tres industrias cárnicas locales apenas siete meses después.

En los cinco años que han durado los trámites, la IGP cuenta con 1.194 explotaciones ganaderas, 40 industrias y comerciales cárnicas inscritas y 25.773 reses inscritas, de las cuales 1.276 son bueyes y 24.497 vacas. Hasta el momento, se han certificado 2.250 canales, de las cuales 2.127 corresponden a Vaca Gallega y 123 a Buey Gallego, que supusieron 955.425 kilos de carne comercializada bajo el amparo de la Denominación, con un valor aproximado en primera venta por encima de cinco millones de euros.

Indicativo de referencia
La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego abarca la totalidad del territorio gallego. Los animales deben nacer, criarse, engordarse, sacrificarse y desguazarse en Galicia, con el objetivo de preservar su especificidad y controlar las condiciones de obtención y faenado del producto. En el caso de los bueyes, tienen que superar los 48 meses de edad al sacrificio.

La carne amparada procede de las principales razas existentes en la comunidad, sobre todo la Rubia Gallega y las Morenas Gallegas (Cachena, Caldelana, Frieiresa,  Limiana y Vianesa), así como la Asturiana de los Valles, la Limusina, la Rubia de Aquitania, la Frisona y la Pardo Alpina, y sus cruces.
 
En la alimentación y manejo se siguen las prácticas tradicionales en Galicia, apostando por el pastoreo y el uso de forrajes conservados como el silo y la hierba seca, complementados con harina de cereales, patatas, nabos y concentrados. Las canales deben destacar por su grado de engrase, infiltración grasa y conformación.  La carne se presenta refrigerada, sin que pueda ser congelada a lo largo del proceso de obtención y comercialización.
 
El producto tiene que cumplir el programa de control fijado por el Consejo Regulador para que pueda ser etiquetado y comercializado con el logo identificativo de la IGP, con las etiquetas de Vaca Gallega o de Buey Gallego, según corresponda. Además, para favorecer y mejorar su comercialización, es posible establecer acuerdos de colaboración entre el Consejo Regulador y las carnicerías y cadenas comerciales interesadas.

La finalidad de la IGP es ofrecer garantías a los consumidores sobre el origen y la calidad de la carne, mejorar la comercialización de aquellas piezas más significativas de la canal y potenciar el consumo de las demás partes de la canal y su uso en productos elaborados.