Freixenet absorbe la bodega Castellblanch

infoRETAIL.- Freixenet ha absorbido la bodega Castellblanch, integrada en el grupo catalán en 1984, en el marco del plan de reestructuración interna desarrollado por la compañía cavista tras la entrada del socio mayoritario Henkell en 2018, con el objetivo de simplificar su estructura.

Localizada en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona), Castellblanch lleva arrojando pérdidas desde 2007. En las últimas cuentas presentadas en el Registro Mercantil, y correspondientes a 2020, el resultado negativo fue de más de 3,6 millones, un año antes fue de 1,5 millones, según informa El Confidencial.

Debido a su caracter de marca estratégica y relevante para Freixenet, esta operación no supone su desaparición. De hecho, los departamentos de comercial y marketing del grupo siguen trabajando activamente para avanzar en su desarrollo, tal y como explican fuentes de Freixenet al portal online.

La absorción se enmarca en el proceso de reorganización interna desarrollado por Freixenet desde la entrada del gigante alemán Henkell en 2018

Castellblanch nació en 1908 fundada por la familia Parera y continuada por sus sucesores. Situada en el centro de Sant Sadurní d’Anoia desde sus inicios, a finales de los años 70 se trasladó a las afueras de la población debido al crecimiento de la demanda. “Se trata de una de las bodegas más antiguas que elaboran cava y pionera en la aplicación de nuevas tecnologías en los procesos de elaboración”, destacan desde Grupo Freixenet.

Esta medida se enmarca en la reorganización de activos que está llevando a cabo Grupo Freixenet y se suma a las absorciones de otras cinco filiales completadas en 2019 (Cavas Conde de Caralt, Rigol, Canals y Nubiola, Freixenet Retail y Corporación Mercantil Celes) y 2020 (René Barbier, Gráficas San Quintín y Eurocàpsules).

Asimismo, esta reordenación interna se desarrolla en un contexto económico y financiero positivo para Henkell Freixenet, que el año pasado batió su récord de ventas alcanzando los 1.326 millones de euros, lo que supone una mejora de doble dígito (+11%) respecto a los ingresos de 2020.