La trastienda
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La franquicia resiste
En tiempos de coronavirus, donde se está poniendo a prueba la eficacia de la cadena alimentaria, las franquicias están demostrando su fortaleza ante la adversidad. Con el abastecimiento y un servicio de calidad garantizados, este modelo de negocio se encuentra en plena recuperación. Además, refuerza su papel como eje vertebrador del país, avanza en innovación y se adapta a las nuevas demandas del mercado.
28/04/2020

Por Pablo Esteban

España –y el mundo en su conjunto– vive momentos insólitos. La rápida propagación del Covid-19 ha sacudido a las instituciones, empresas y consumidores. Con el decreto del estado de alarma, la sociedad se ha visto obligada a guardar un periodo de confinamiento sin precedentes. La distribución y el gran consumo están colaborando como nunca antes con las recomendaciones gubernamentales y sanitarias, poniendo a prueba su cadena de suministro. Y el resultado es altamente satisfactorio, demostrando, una vez más, la eficiencia de una industria que nunca falla.

Una parte importante de la distribución está compuesta por franquicias. Este modelo de negocio no se ha quedado atrás en estos momentos de incertidumbre y ha sabido reaccionar a tiempo para seguir prestando un servicio de calidad a los clientes, pese a las afluencias excepcionales que han experimentado durante las últimas semanas.

En este sentido, se ha demostrado su capacidad de reacción y eficacia, garantizando el abastecimiento de productos desde el primer momento. La Asociación Española de Franquiciadores (AEF) subraya que las franquicias de supermercados “funcionan de manera eficaz, y ante situaciones de emergencia como la creada por el coronavirus son capaces de dar una respuesta seria y profesional a sus clientes, asegurándoles el abastecimiento de sus productos en todo momento y en cualquier parte del territorio español”.

No obstante, y pese a que este modelo de negocio también está sufriendo el azote del coronavirus, ya está trabajando para adecuarse al escenario económico que va a quedar una vez superada la crisis sanitaria. “Somos conscientes de que esta pandemia está teniendo un impacto muy negativo sobre la economía en general y sobre la franquicia en particular, con la gran mayoría de los establecimientos propios y franquiciados cerrados, y aunque es una situación delicada trabajamos para impulsar nuevamente este sistema de comercio, que siempre ha demostrado que ha sabido salir airoso de las crisis”, explican desde la entidad.

Adaptación pos-Covid
En concreto, la organización presidida por Luisa Masuet prevé que, una vez superada esta situación extraordinaria, el sistema de franquicias tendrá que “adaptarse” al nuevo escenario desde su madurez, y deberá ir recuperando paulatinamente la actividad.

En este sentido, la asociación considera que habrá que apostar “por nuevos formatos de negocio, impulsando el mundo online, escuchando las nuevas demandas de los consumidores y promocionándose como un sistema que ofrece ventajas y valores añadidos a quienes quieran franquiciar sus empresas o convertirse en franquiciados, para seguir siendo un modelo de comercio generador de empleo”.

AEF: "Las franquicias de supermercados funcionan de manera eficaz, y ante situaciones de emergencia como la creada por el coronavirus son capaces de dar una respuesta seria y profesional, asegurando el abastecimiento en cualquier lugar"

Durante la crisis sanitaria, la AEF ha asumido su papel de interlocutor y referente del sistema de franquicias ante la Secretaría de Estado del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, remitiéndole informes sobre el efecto que la expansión del virus está teniendo en este modelo de comercialización empresarial.

Desde el pasado 9 de marzo, la asociación mantiene informada puntualmente a esta Secretaría de Estado sobre cómo está afectando el Covid-19 a todos los sectores que integran la franquicia, con ejemplos reales aportados por los franquiciadores en cuanto a la caída de las ventas, el cierre de locales, las iniciativas solidarias con los colectivos que luchan en primera línea contra el virus o las ayudas que han desarrollado con sus franquiciados.

“Somos los interlocutores de la franquicia ante la Administración, con el fin de que conozca la realidad actual que está atravesando este sistema de negocio y puedan impulsar los apoyos y las medidas que estimen oportunas para hacer frente a esta situación”, añade la organización.

Sin duda, es un periodo extraordinario. Como también lo es –a otros niveles– la situación que atraviesa la franquicia de alimentación en España, derivado de la reestructuración puesta en marcha por Grupo DIA, que ha lastrado las ventas, aperturas y empleo del sector.

La empresa propiedad del ruso Mikhail Fridman, y dirigida en España por Stephen DuCharme, que ha relevado recientemente a Karl-Heinz Holland, ha reducido su red comercial en el país en 448 activos (pasando de 4.684 tiendas en 2018 a 4.236 en 2019), resultado de la apertura de diez establecimientos y el cierre de 458 durante el año. Esta reducción ha tenido un impacto considerable en términos de actividad franquiciadora pues la compañía –que no ha querido participar en este reportaje– ha transferido 255 franquicias netas a tiendas propias. “Este cambio se debe a la nueva política de la sociedad de buscar franquiciados altamente cualificados que puedan ofrecer a nuestros clientes una mejor experiencia de compra”, indica la firma en un comunicado.

Remite el ‘efecto DIA’
Sin embargo, parece que el ‘efecto DIA’ en el conjunto de las franquicias de alimentación comienza a disolverse. Mientras que en 2018 la facturación de estas tiendas cayó un 9,4% como consecuencia, principalmente, de los reajustes aplicados por la multinacional española en su línea franquiciada, el año pasado el descenso de las ventas del sector se ha amortiguado hasta quedarse en un retroceso del 1,2%, totalizando 4.432 millones de euros, según el informe ‘La franquicia en España 2020’, presentado por la AEF, con el patrocinio del Grupo Cooperativo Cajamar.

En cualquier caso, la alimentación se mantiene como el sector de más volumen de ventas en el modelo franquiciado, cuadruplicando a sus inmediatos perseguidores: hostelería/fast food (1.741 millones de euros), servicios/transportes (1.390 millones), hostelería/restaurantes/hoteles (1.124 millones).

La alimentación se mantiene como el sector de más volumen de ventas en el modelo franquiciado, cuadruplicando a sus inmediatos perseguidores

“Se trata de un descenso puntual, como consecuencia de una enseña grande que ha sufrido un impacto negativo importante y que esperamos que se recupere pronto”, comentan desde la AEF, al tiempo que recuerdan que DIA es el primer franquiciador de España y el segundo de Europa.

El año 2019 ha cerrado con un total de 65 marcas de franquicias en alimentación, es decir, una menos que el año anterior, con lo que se mantiene como el cuarto sector más numeroso en este ámbito, solo precedido de belleza/estética (113), tiendas especializadas (76) y mobiliario/hogar (66).

Otro de los síntomas de mejora en la franquicia alimentaria es la expansión comercial. Así, el sector cuenta con 7.345 tiendas bajo este modelo de negocio, que supone un incremento del 4,8% respecto a 2018, lo que se traduce en 335 unidades más. También la ocupación ha experimentado una mejora interanual (+4,6%), hasta alcanzar los 35.456 trabajadores.

Atendiendo a los datos de los informes de los últimos años, la facturación media por establecimiento de las franquicias de alimentación en España está en 654.017 euros. En términos de productividad, esto supone 124.112 euros por empleado, que se sitúa en el tramo más elevado del sistema de franquicias español (la media de todo el sistema es de 88.890 euros por trabajador).
Desde la asociación se muestran optimistas de cara al año en curso. “Estamos convencidos de que el sector volverá a registrar crecimientos a corto plazo, porque se trata de una actividad que es un bien de primera necesidad”, asegura el director ejecutivo de la AEF, Eduardo Abadía.

En Grupo Cooperativo Cajamar, por su parte, se son más cautos en sus pronósticos debido a las muchas incertidumbres que se avecinan sobre la economía, en general, y el sector, en particular. “Para empezar hasta dónde pueden llegar las consecuencias del coronavirus”, advierte el director territorial de la entidad, José Antonio Guerrero García.

A ello le suma las tensiones que se están produciendo en el campo y que presionan en el sentido de una redistribución de los márgenes en toda la cadena, así como los cambios que se observan en las demandas del consumidor: más exigente, más concienciado. Y sin olvidar el brexit, cuyas consecuencias reales no se podrán evaluar hasta que terminen los 11 meses de período transitorio. “Todo esto nos dibuja un 2020 complicado para el conjunto de la economía nacional, y por añadidura para el del comercio minorista de alimentos”, añade el directivo.

Llenando la ‘España vaciada’
Precisamente la situación del campo español era lo que copaba toda la actualidad informativa del sector antes de que el Covid-19 arrasara con todo. El éxodo hacia las grandes urbes que llevan sufriendo los pueblos en las últimas décadas está dejando un país absolutamente polarizado en lo que a reparto poblacional se refiere: aldeas vacías y capitales saturadas.

En este sentido, la franquicia puede servir de baluarte en la revitalización del entorno rural, aportando calidad en su oferta y servicio, al tiempo que es capaz de generar puestos de trabajo. “Además, el hecho de que la mayoría de estas enseñas hayan apostado por formatos ad hoc, a la medida, más reducidos y exprés, lo que les permite implantarse en localidades con menor número de habitantes”, remarca Abadía.

Consum: “Con la franquicia Charter, cubrimos el objetivo de dar servicio a pequeñas poblaciones y barrios urbanos que no disponen de población suficiente para la presencia de un gran supermercado"

Una de las cadenas más destacadas en este ámbito es Charter, la franquicia de Consum, que contribuye a cumplir la misión social de la cooperativa de estar siempre cerca del consumidor. “Con la franquicia Charter, Consum cubre el objetivo de dar servicio a las pequeñas poblaciones y barrios urbanos que no disponen de población suficiente para la presencia de un gran supermercado, pero que necesitan una buena instalación a su medida donde realizar sus compras diarias”, señala el ejecutivo de Franquicias Charter de Consum, Javier Andújar.

La puesta en marcha de tiendas franquiciadas en pequeños pueblos supone un impulso económico –y también anímico– para la localidad. Así lo reconoce el director de Desarrollo Corporativo de Caprabo, Josep Barceló, quien destaca que las aperturas de modelos franquiciados en el interior de Cataluña están permitiendo a la compañía ampliar su presencia en municipios que le eran desconocidos. “En algunos casos poblaciones pequeñas en las que nos convertimos en un comercio de referencia del casco urbano”, enfatiza.

Y es que una de las principales ventajas del sistema de franquicias es que reduce las barreras de entrada para los empresarios, facilitando la creación de un nuevo negocio que no parte desde cero. El franquiciado tiene acceso a un conocimiento de los productos y del mercado que de otra forma sería muy costoso en términos de tiempo y costes de oportunidad. “Desde este punto de vista, la franquicia se convierte en un modelo de negocio especialmente adecuado para estas áreas”, explica José Antonio Guerrero.

Esta circunstancia la ha sabido explotar acertadamente Hijos de Luis Rodríguez, que cerró el año pasado con 61 franquicias (siete con la enseña ‘mym’ y 54 con ‘minymas’), generando empleo para 250 personas. Pues bien, con estos números, la división franquiciada de la cadena asturiana ya es un referente en la promoción del entorno rural, con premios incluido.

Hijos de Luis Rodríguez: "El objetivo es conseguir que los pequeños establecimientos no desaparezcan, no se destruyan empleos en ellos y se minore la despoblación de zonas rurales"

Así, en 2014 el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa) le concedió el Accésit al Proyecto Innovador por su Proyecto Integral de Franquicias, dirigido al fomento, mantenimiento y conservación del autoservicio de pequeñas localidades rurales, mediante el desarrollo de franquicias integradas en su red comercial, con la introducción en ellas de una imagen de marca moderna e innovadora, y la integración de nuevas tecnologías.

“El objetivo es conseguir que estos pequeños establecimientos, llenos de encanto, no desaparezcan, no se destruyan empleos en ellos y se minore la despoblación de estas zonas rurales; todo ello uniendo la cercanía de estos establecimientos, con la competitividad necesaria para la subsistencia futura”, comenta el director de Operaciones, Mayoristas y Franquicias de Hijos de Luis Rodríguez, Antonio Lebrón.

Por otro lado, Unide no es una franquicia, pero sí una cooperativa de socios, cuyo funcionamiento guarda algunas similitudes con el modelo franquiciado. La inversión de los detallistas durante el año pasado ascendió a 5,75 millones de euros, con 46 aperturas de puntos de venta para las enseñas Unide y Udaco, así como 18 traspasos con nuevos socios.

“Las cooperativas de detallistas ayudan con su esfuerzo al desarrollo de las zonas rurales”, explica el director general de Unide, Celso López, quien recuerda que abrir una tienda en un pueblo con 1.000 habitantes no solo supone un reto enorme para el detallista, sino también para la cooperativa, que tiene que hacer llegar la mercancía de igual modo que a otro socio que tiene un supermercado en la ciudad.

Extracto del reportaje publicado en el número 57 de infoRETAIL