infoRETAIL.- La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC), junto con ocho estados individuales, ha iniciado un procedimiento judicial para impedir que Kroger compre el retailer Albertsons por un importe de 24.600 millones de dólares (unos 23.000 millones de euros), operación que le convertiría en el segundo mayor operador del mercado de alimentación del país, sólo por detrás de Walmart.

El organismo regulador, que alega que el acuerdo es “anticompetitivo”, sostiene que la consolidación de más de 4.000 establecimientos minoristas -la mayor propuesta de fusión de supermercados en la historia de Estados Unidos- eliminaría la competencia, aumentaría los precios de los alimentos y perjudicaría a “decenas de miles” de trabajadores.

“Esta megafusión de supermercados se produce en un momento en que los consumidores estadounidenses han sufrido un aumento constante del precio de los alimentos durante los últimos años. La adquisición de Albertsons por parte de Kroger daría lugar a subidas adicionales en los precios de los productos de gran consumo, exacerbando aún más la tensión financiera que afrontan hoy los consumidores en todo el país”, advierte el director de la Oficina de Competencia de la FTC, Henry Liu.

La FTC alega que el acuerdo eliminaría la competencia, aumentaría los precios de los alimentos y perjudicaría a “decenas de miles” de trabajadores

“Los trabajadores esenciales de las tiendas de alimentación también sufrirían con este acuerdo, haciendo frente a la amenaza de que sus salarios disminuyan, sus beneficios disminuyan y sus condiciones laborales se deterioren”, añade.

Asimismo, la FTC asegura que la propuesta de Kroger y Albertsons de vender varios cientos de supermercados a C&S Wholesale Grocers (C&S) para asegurar la aprobación antimonopolio de su fusión es “inadecuada” y supone una “mezcolanza” de tiendas, enseñas, marcas y otros activos “inconexos” que los abogados antimonopolio de Kroger “han improvisado y está muy lejos de mitigar la competencia perdida entre Kroger y Albertsons”.

Esta batalla legal de la FTC forma parte de una iniciativa más amplia de la Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para combatir la inflación en sectores críticos de bienes de consumo, como la alimentación, los productos farmacéuticos y el transporte aéreo, examinando de cerca y a menudo oponiéndose a fusiones y adquisiciones empresariales significativas.

Tras el anuncio de la acción judicial, la Casa Blanca se ha hecho eco del compromiso antimonopolio de Biden para garantizar una competencia justa y la preservación de mercados competitivos para evitar el control por parte de unas pocas grandes empresas.

“El presidente Biden ha dejado claro que la competencia es clave para el capitalismo y apoya una aplicación antimonopolio justa y vigorosa. Cuando las grandes corporaciones no son controladas por una competencia sana, con demasiada frecuencia no trasladan los ahorros de costes a los consumidores y explotan a sus trabajadores”, ha declarado el director de política de competencia del Consejo Económico Nacional, Jon Donenberg.

Kroger se defiende
En su defensa, Kroger ha rebatido las alegaciones de la agencia antimonopolio haciendo hincapié en su historial de reducción de precios constante desde el año 2003, y se ha comprometido a continuar estas tácticas de reducción de costes con la empresa fusionada si se finaliza la adquisición.

“Contrariamente a las afirmaciones de la FTC, impedir la fusión entre Kroger y Albertsons será en realidad perjudicial para los mismos grupos que la FTC pretende proteger: los consumidores y los trabajadores de Estados Unidos”, ha comunicado la empresa de distribución.

“De hecho, esta acción solo serviría para reforzar la posición de gigantes minoristas más grandes y no sindicalizados, como Walmart, Costco y Amazon, al permitirles ampliar aún más su ya sustancial y creciente cuota de mercado dentro del sector de alimentos”, continúa el comunicado.

Combinadas, Kroger y Albertsons cuentan con una plantilla de aproximadamente 710.000 personas, gestionan cerca de 5.000 establecimientos minoristas y tienen unos ingresos anuales totales superiores a 200.000 millones de dólares.