infoRETAIL.- El sector de las bebidas refrescantes está trabajando en una hoja de ruta sostenible para la década 2020-2030. “Somos conscientes del peso de nuestro sector en la economía y sabemos que las compañías debemos avanzar hacia un crecimiento sostenible, ético y comprometido con las personas y el entorno”, ha explicado el presidente de la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra), Juan Ignacio de Elizalde, durante la Asamblea General de la asociación.
Asimismo, De Elizalde ha destacado que “estamos tomando medidas y avanzando en objetivos voluntarios para contribuir a solucionar un problema que nos afecta a todos, el de los residuos. Es el momento de dar un paso más y acelerar hacia una economía circular a través de la recogida de envases, la reducción, la reutilización y la innovación”.
Por su parte, el director general de la asociación, Josep Puxeu, ha anunciado que todo esto se concretará en el Informe ‘Las bebidas refrescantes y los ODS’, en el que se está empezando a trabajar y que recogerá los nuevos objetivos de cara a 2030, junto con ejemplos de buenas prácticas de las empresas.
El 89% de la energía eléctrica que consume el sector ya proviene de fuentes renovables y el 100% de sus empresas incluye criterios medioambientales en sus políticas de contratación con los proveedores
La actividad de la industria de los refrescos está vinculada con muchos de los ODS, como los relacionados con la salud y el bienestar, la sostenibilidad económica, la lucha contra el cambio climático, la transformación del modelo energético, la producción y el consumo sostenible, la innovación, el freno del desperdicio alimentario o la contribución en el ámbito social, entre otros.
En cuanto a medidas sostenibles que ya se han llevado a cabo, la asociación fue pionera, en 2013, en formular compromisos sectoriales de los que se hace un seguimiento con apoyo externo. Así, entre el 2010 y 2018, se ha reducido el 16% del ratio de consumo de agua y un 17% el de energía.
Asimismo, la industria lleva años implementando medidas para que los envases de refrescos sean cada vez más sostenibles. En este sentido, desde el año 2000 al 2018, su peso se ha aligerado en un 21% con el fin de usar menos cantidad de materias primas, generar menos residuos y facilitar el reciclado.
Destacan los avances relacionados con los envases plástico PET, para los que empresas han establecido compromisos que van más allá de la legislación.
Además, a través de la Federación Europea de Bebidas Refrescantes (Unesda), el sector tiene el objetivo de que para el 2025, las botellas de plástico contengan como mínimo una media del 25% de material reciclado. Para ello, se incrementará y optimizará la tasa de recogida de botellas de plástico PET para su reciclado en todos los mercados de la Unión Europea (UE), en colaboración con otros agentes de recuperación de envases.
Por otro lado, otro de los logros conseguidos en materia medio ambiental ha sido el de que el 89% de la energía eléctrica que consume el sector ya proviene de fuentes renovables y que el 100% de las empresas del sector incluye criterios medioambientales en sus políticas de contratación con los proveedores.
Salud y sociedad
Promover la educación nutricional y un estilo de vida saludable también es prioritario, por ello Anfabra se ha comprometido en seguir reduciendo azúcar (un 10% adicional entre 2017 y 2020) y no hacer publicidad a menores de 12 años.
En el 2019, las bebidas refrescantes sin azúcar han crecido en torno al 4% y ya suponen el 33% del total. Por otra parte, se ha reducido en un 35% el total de azúcar puesto en el mercado procedente de las bebidas refrescantes entre 2005 y 2018. Esto sitúa a España como un país que destaca en el contexto europeo, ya que supera ampliamente el objetivo del 22% que marcó Unesda de 2000 a 2020.
Por último, la industria genera 9.500 empleos directos y 72.000 si se suman también los indirectos. El efecto de la producción y toda su cadena de valor, que incluye sectores como agricultura, hostelería, distribución, turismo o servicios, entre otros, representan una destacada aportación a la economía española de 3.800 millones de euros de Valor Añadido Bruto (VAB), con una apuesta inversora que alcanzó los 350 millones el año pasado.